La Universidad Politécnica de Valencia ha creado un robot humanoide, con el fin de ayudar a los alumnos de música a corregir su postura corporal al tocar el violín, para lograr un sonido nítido y limpio.
Este proyecto permite también acercar la música a los más pequeños, ya que es un medio muy atractivo para los más jóvenes: un robot con forma humana.
El robot ya ha participado como intérprete en diversos conciertos en directo, junto con algunas bandas de música colaboradoras.
Durante ese espectáculo musical, que lleva por nombre «El sueño de Carlis», el robot humanoide sigue los tempos de la partitura y, con cada nota, imita la posición correcta del brazo para sostener el violín durante los conciertos.
Para conseguirlo, el trabajo previo con el robot consistió en dividir la partitura en las partes correspondientes a los fragmentos en los que el robot tenía que tocar de manera seguida, y usando como delimitadores, los silencios de los compases.
Una vez hecho esto, el siguiente paso consistió en analizar los tempos de las partituras para traducirlos en duración del movimiento del brazo del robot que sujeta el arco.
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