Cada vez más, los comercios intentan que el hecho de ir a la tienda a hacer la compra sea más una experiencia que un simple acto cotidiano. Y para lograr este objetivo juega un papel muy importante la música, que nos activa y nos puede incitar a comprar, actuando en el subconsciente de los compradores. Es lo que se conoce como selección musical emocional.
Hay numerosos estudios que demuestran el poder de la música. Por citar alguno, Adrian North, de la Universidad de Leicester (Reino Unido), llegó a la conclusión de que la música nos influye cuando vamos de compras. En un estudio publicado en la revista científica Nature, North reveló que las piezas lentas incitan al consumidor a observar los productos con mayor detenimiento.
En otro experimento, North demostró que el origen de la música que suena en una tienda puede condicionar también al cliente. Así por ejemplo, se comprobó que si en una tienda de vino se reproducía música francesa como hilo musical, el 77% del vino vendido durante el día era francés. Cuando se escuchaba música alemana, sin embargo, el 73% del vino vendido durante la jornada era de origen alemán.
Otro estudio realizado por Liensen constató que la mayoría de los clientes opinaban que el que hubiese música en el establecimiento era un indicador claro de que los gerentes se preocupaban por ellos. Es por esto por lo que solemos evaluar mejor a aquellas tiendas que ponen música.
También Burleson constató que los clientes preferían los establecimientos que tenían música, y realizaban más compras con música de fondo. Además, si los ritmos que sonaban eran suaves, incitaban a permanecer en la tienda más tiempo.
Otro estudio realizado por Liensen constató que la mayoría de los clientes opinaban que el que hubiese música en el establecimiento era un indicador claro de que los gerentes se preocupaban por ellos. Es por esto por lo que solemos evaluar mejor a aquellas tiendas que ponen música.
También Burleson constató que los clientes preferían los establecimientos que tenían música, y realizaban más compras con música de fondo. Además, si los ritmos que sonaban eran suaves, incitaban a permanecer en la tienda más tiempo.
Pero no sólo el hecho de que la música suene en un establecimiento en un momento dado ayuda a la compra. La intensidad de la música también tenía efectos sobre las decisiones de compra, según explicaron Smith y Curnow.
Esto es fácil de ver en aquellas tiendas de ropa para adolescentes, donde se suele poner música actual a bastante volumen, como si se tratase de una discoteca.
Esto es fácil de ver en aquellas tiendas de ropa para adolescentes, donde se suele poner música actual a bastante volumen, como si se tratase de una discoteca.
Pero no en todas las tiendas la música tiene volumen alto. En otros establecimientos la comunicación con el dependiente es la base de la compra, la música está de fondo y es prácticamente imperceptible, pero logra su cometido, que es la de relajar al cliente.
La música genera un bienestar emocional en el consumidor. Cuando ponemos una canción que nos pone de buen humor lo asociamos como algo bueno, lo que nos hace estar contentos en ese mismo momento, siendo el mismo mecanismo cuando hacemos la compra: si estamos felices, compraremos de forma más compulsiva y permaneceremos más tiempo en el establecimiento.
La música genera un bienestar emocional en el consumidor. Cuando ponemos una canción que nos pone de buen humor lo asociamos como algo bueno, lo que nos hace estar contentos en ese mismo momento, siendo el mismo mecanismo cuando hacemos la compra: si estamos felices, compraremos de forma más compulsiva y permaneceremos más tiempo en el establecimiento.
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