El gran violinista Joshua Bell realizó un experimento tocando de incógnito en el metro durante una hora. La actuación fue organizada por el diario The Washington Post como parte de un experimento social sobre la percepción, el gusto y las prioridades de las personas.
Tan sólo una mujer le reconoció. No lo dudó ni un segundo: el que tocaba el violín no era ningún artista callejero. Le había visto en un concierto en la Biblioteca del Congreso. La entrada costaba cerca de los 100 dólares.
En total esa hora, Bell almacenó en la funda de su Stradivarius 32 dólares y algo de calderilla.